martes, 9 de abril de 2013

Un espacio para la esperanza





La sala de cuidados progresivos del hospital pediátrico matancero Eliseo “Noel” Caamaño se describe como uno de esos lugares difíciles de olvidar. Lleno de profesionalidad, consagración y amor constituye un espacio capaz de desalmar la mayor de las tristezas y ofrecerle un lugar a la esperanza.

Inaugurado hace apenas 5 meses, la sala dispone de catorce camas, cuatro de ellas ocupadas por pacientes crónicos que por sus patologías dependen de equipos de ventilación o de atenciones especiales.
El índice ocupacional se mantiene por encima del ochenta por ciento. El gasto diario de cada niño oscila entre los 500 y 700 pesos en moneda nacional, un precio que solventa el sistema de salud cubano para garantizar el bienestar de los más pequeños.
Dagmarys de la Caridad Otaño, es una de las pacientes que cumplió su primer añito en el centro.  Según la mamá, Yodalkys Matos Rodríguez, “con ella nunca se contó… la niña tiene una cardiopatía y un síndrome de regresión caudal, y gracias al personal médico y los cuidados recibidos en este hospital mi hija está viva, y eso no tengo cómo pagarlo”.
Por otro lado, la pediatra Lisette Font reconoció a su trabajo como “una profesión hermosa donde cada día tenemos la posibilidad de salvar vidas, de ayudar a estos pequeños. La sala siempre está llena y nosotros como colectivo siempre buscamos una manera de ambientar, alegrar el local para hacerlos sentir como en casa”.
La creación de esta sala constituye un sueño hecho realidad, y una de sus ventajas es que se localiza en el mismo piso que el salón de operaciones de terapia intensiva.
En agosto del 2012 el centro fue reconocido por la calidad de la atención a los pacientes, una manera de agradecer a este colectivo por el empeño y labor que realizan.




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