André Marcel Voisin fue un investigador francés cuya obra ha tenido gran influencia en el desarrollo de la agricultura y la ganadería tanto en Cuba como a nivel mundial Su filosofía, basada en principios agroecológicos mantiene vigencia en la actualidad.
“Y puede decirse que el profesor Voisin, además de un científico, es un apóstol del Hombre, un apóstol de la salud del Hombre, y sobre todo un apóstol de la Medicina Preventiva”. Con estas palabras fue catalogado André Marcel Voisin, por el entonces Primer Secretario del Partido Unido de la Revolución Socialista y Primer Ministro, Fidel Castro, durante el discurso de inauguración del ciclo de conferencias que impartiría en la Universidad de La Habana el reconocido francés.
Era el año 1964, y Voisin visitaba la Isla por primera vez, junto a su esposa Marthe Rosine, a petición del líder de la Revolución, quien ya se había leído sus libros sobre el manejo de los pastos.
En esos momentos la Estación Experimental de Pastos y Forrajes (EEPP) Indio Hatuey, del municipio matancero de Perico, se encontraba en etapa constructiva. Sin embargo, Fidel ya llevaba estudios relacionados con el tema en una finquita ubicada en la provincia de La Habana, donde tenía parcelas establecidas de diferentes especies. Durante un recorrido que realizara Voisin por estas zonas de experimento, expresó:
“Usted mismo me explicó los más mínimos detalles respecto a estos experimentos, así como los aumentos considerables en el rendimiento obtenido. Usted conocía perfectamente el tiempo de reposo y el tiempo de estancia. Ningún detalle de la conducta de la rotación, tan delicado, no obstante, parecía habérsele escapado. Pues bien, tuve nuevamente la impresión de observar una revolución, la que le permitía a un Jefe de Gobierno conocer perfectamente, y más bien diría, dirigir personalmente, hasta el último detalle, un experimento científico y agronómico. Tales acciones revolucionarias seducen al espíritu” (Sarabia, 2007). Con el relato de estos hechos, Milagros Milera Rodríguez, presidenta de la Sociedad Cubana de Producción y Utilización de los Pastos, inició una amena conversación conmigo, donde el tema central giró en torno a la influencia de la aplicación de los postulados de Voisin en Cuba, tema de un libro que editara en colaboración con otros autores (André Voisin. Experiencia y Aplicación de su obra en Cuba).
La investigadora de la EEPF “Indio Hatuey”, me habló durante horas de la influencia del pensamiento del científico, particularmente en la institución matancera donde, además de desarrollarse estudios basados en su obra, se han revitalizado muchos de sus conceptos sobre el cuidado de la biota edáfica con la inclusión de los árboles en el potrero, y se ha ampliado el perfil de trabajo a partir de los principios agroecológicos preconizados por él, en relación con la alimentación humana y la medicina preventiva.
Me prestó el libro Voisin, viajero de la ciencia, de la periodista y escritora Nydia Sarabia, ejemplar que aborda su vida y obra, relata su visita a Cuba y exhibe un conjunto de fotos históricas de su estancia.
Conversamos sobre la importancia y vigencia del legado de André, sobre todo cuando en el mundo constituye motivo de preocupación el deterioro progresivo del medio ambiente y la elevación de los precios de los alimentos en el mercado mundial.
Entre los temas en los que la especialista hizo hincapié estuvo la relación planteada por Voisin entre suelo-planta-clima-animal y hombre, lógica esencial de su filosofía.
También me refirió la estrecha amistad que estableció Marthe Rosine con nuestro país, luego de la muerte de su esposo debido a un infarto en La Habana, el 21 de diciembre de 1964. Me enseñó una fotografía, la cual anexo al texto, donde se muestra a la viuda en la Estación Experimental, durante una de sus muchas visitas a la Isla.
La obra de Voisin constituye una joya científica y práctica que necesita ser leída, interiorizada, debatida y enriquecida, pues sus postulados mantienen gran vigencia en la actualidad. La agricultura, la ganadería y la ciencia, en general, deben trabajar sobre la base de métodos que atiendan a la salud del hombre y de la naturaleza.
Cuando se cumplen 110 años del natalicio de quien fuese reconocido por la Universidad de La Habana con el título Doctor Honoris Causa en Medicina Veterinaria, los cubanos recuerdan a un hombre sencillo, profundamente humanista y de ideas universales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario