lunes, 4 de marzo de 2013

Soledad acompañada



Ella parece frágil aunque nunca lo ha sido, su agitada vida nunca le permitió momentos de debilidad. Se mira al espejo, el tiempo hace mucho dejó de ser un viejo amigo. Su máquina de coser constituye su mayor tesoro, es el instante en que su experiencia resulta oportuna y merece los elogios de quienes la visitan y la reclaman.

Cuando la conocí me hizo pensar mucho en la abuela que no tuve, en esa personita llena de arrugas que te escucha y te da consejos… sabios consejos basados en decisiones acertadas y erradas, en caminos transitados llanos y montañosos. La juventud tenemos una característica en común: nos gusta cometer nuestros propios errores y solemos hacer caso omiso a las advertencias de los más adultos. Sin embargo, ella viste siempre esa sonrisa comprensiva y mirada tierna que me desalma, tiene el poder de hacerme sentir segura y darme la solución a los más banales de mis problemas.
Ella nunca me lo ha dicho pero sé que se siente sola. Sus hijas viven un poco lejos y aunque le visitan con frecuencia no es lo mismo, hay noches más oscuras que otras. Por eso Lila representa para ella más que una mascota, es su fiel amiga, el ser con quien más conversa. Solo basta una mirada para que se comuniquen; puede prescindir de las palabras, incluso de las lágrimas, el lenguaje de la amistad no tiene fronteras.
Todas las personas tenemos miedo de llegar al final del camino y encontrarnos solos; la soledad asusta, incluso cuando somos más jóvenes, o cuando aparentemente estamos rodeados de mucha gente.
Verla como juega con Lila me hace sonreír, y es que el mejor amigo del hombre no es ni tan siquiera el propio hombre (todos sabemos que el hombre constituye el ser más traicionero que existe) si no el can…el fiel can, y a veces, a pesar de los escépticos, los gatos (confieso que no me gustan ni un poquito). La belleza de la vida está en aceptar que todo no tiene una explicación y que el amor es un dulce enigma indescifrable que a todos nos puede sorprender a cualquier edad.
No tengo mascotas, tuve una perrita sata hace muchos años y recuerdo haber sufrido mucho su muerte. Confieso que me gustaría entregarme de nuevo a esa experiencia, mientras, disfruto ver en la calle cuando las personas pasean a sus perros, o cuando chiflan para verlos correr y acariciarlos, o incluso cuando alguien le da comida a un perrito callejero.
Rin tin tin, Lazzie, Pluto, Tribilín, Ace, Laika… personajes reales o ficticios, los perros siempre han acompañado al hombre en sus más grandes aventuras, ellos como nadie, han sabido representar valores como la lealtad y la amistad.
-Lila ha sido una buena compañera, me confiesa. -Ella como nadie me entiende. Ya no estoy sola, la soledad es un estado de ánimo.

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1 comentario:

Unknown dijo...

Que bien Yairis. Me he identificado un poco con tus protagonistas. Tengo dos cachorros que se han convertido en mis hijos. Y sí, tienes mucha razón, la soledad es un estado de ánimo q a veces se prolonga y confunde nuestros sentimientos. Estos animalitos mira q nos llenan de alegría. A veces me cojo acaraciándolos más de la cuenta y Randy me reclama q sus mimos cuándo van a llegar. Sigue así, escribiendo de todo un poco, el momento de la inspiración se aprovecha. Mis saludos

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