El mitsubishi de azul casi opaco hace su entrada y desde el volante él sonríe.
Más de cuatro décadas dedicadas al Instituto Cubano de Radio y Televisión de la provincia de Matanzas convierten a Mariano García en un chofer singular. A sus 74 años su menudo cuerpo y carácter jovial lo distinguen y lo hacen merecedor del cariño y estima de muchos matanceros y matanceras.
Por eso cuando hace unos días lo abracé, recordé con nostalgia mis primeras coberturas, experiencias inolvidables de las que salí casi airosa gracias a su apoyo y al de los camarógrafos.
Con ellos aprendí una de las reglas más importantes de mi profesión: el trabajo en equipo, y bien lo saben quienes conocen los secretos que resguarda un minuto televisivo.
Quizás otro obsequio hubiese sido más útil, pero mi abrazo fue sincero y pude sentir como se le aceleraba el corazón, como sus ojos se enjuagaron de lágrimas contenidas y su mirada me agradeció el sencillo gesto.
Mariano se jubila, y aunque lo escriba aún parece incierto.
-A lo mejor lo vuelven a contratar, susurran cerca.
- Ya veremos, alguien responde.
Dice la colega Ana Valdés Portillo que con él al timón podía dormir segura durante el viaje, yo confieso que sentía cierto alivio siempre que veía en mi plan su nombre. Y es que Mariano conoce cada rincón de la provincia, y cada rincón lo conoce a él.
Nació un 26 de julio de 1939, fecha que le enorgullece por estar estrechamente vinculado al movimiento moncadista. Fue combatiente de la clandestinidad y formó parte de uno de los batallones yumurinos prestos a entrar en combate durante los sucesos de Playa Girón.
Es uno de los fundadores del telecentro matancero TV Yumurí y ha sido partícipe de momentos cruciales en la historia de la provincia.
Detrás de cada noticia, reportaje, crónica, documental, trabajo periodístico está su huella, su aporte, ya sea como luminotécnico, chofer o simplemente como amigo.
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